Los primeros vestigios humanos encontrados en la zona corresponden a un Neanderthal que puede datar en torno al 32000 a. C aproximadamente. Según los últimos estudios, el definitivo asentamiento de población prerromano se produjo en torno al V milenio a. C Esta función se potenció durante el periodo orientalizarse, produciéndose la urbanización de la población y cierta expansión económica basada en la metalurgia del cobre y la plata, al confluir las minas de Sierra Morena, las tierras de la campiña y el río Betis. A la explotación de los metales se añadió la actividad agrícola, que se convirtió, tal vez, en el pilar básico de la economía a finales del período orientalizante, tras una crisis en la minería. Esto traería consigo la colonización de zonas adyacentes. En esa época, con el ascenso por el río Betis de los cartagenienses, el asentamiento recibió nuevas influencias externas.